Las causas de este trastorno del sueño son genéticas, pues se nace con una debilidad en la resistencia de las paredes de la vía aérea superior, haciéndola más fácil de colapsar al paso del aire. |
Caracas.- Algunos de los síntomas que delatan la apnea de sueño son dificultad para despertar en la mañana, excesiva somnolencia diurna, descanso nocturno poco reparador, falta de concentración y memoria, garganta seca al despertar, orinar muchas veces durante la noche y poca energía para cumplir las tareas del día.
Este síndrome es un trastorno respiratorio que consiste en la obstrucción intermitente, parcial o total, del paso de aire a través de la vía aérea superior, lo que provoca una falta de oxigenación de la sangre de forma discontinua, decenas a cientos de veces por la noche.
“Cada vez que ocurre esto, se desencadena una reacción de alarma en el Sistema Nervioso Central, despertando por breves segundos al paciente, quien vuelve a dormirse y a repetir este ciclo. Con el paso de los meses y años sin diagnóstico oportuno, la persona empieza a sentir las consecuencias de un sueño interrumpido y poco reparador”, dice Enzo Rivera, neurólogo de Clínica Ciudad del Mar.
Las causas de este trastorno del sueño son genéticas, pues se nace con una debilidad en la resistencia de las paredes de la vía aérea superior, haciéndola más fácil de colapsar al paso del aire. Esto se puede presentar en niños y adultos, y se manifiesta, por lo general, cuando empiezan a engordar, alrededor de la tercera o cuarta década de la vida.
Otro factor que puede traducirse en la apnea del sueño son las obstrucciones anatómicas de la vía aérea superior, malformaciones congénitas cranocervicales y alteraciones anatómicas traumáticas de la vía aérea.
Según detalla el neurólogo, “se estima que afecta al 2% de las mujeres y al 4% de los hombres adultos”.
Signos de alerta
Existen algunos síntomas que ayudan a diagnosticar la apnea del sueño, entre las que destacan, en el caso de los adultos, fallas de concentración y memoria, mayor fatigabilidad física y mental, cambios de humor, menor resistencia al estrés cotidiano y mayor vulnerabilidad del sistema inmune. En los niños puede haber déficit atencional, mal rendimiento escolar, somnolencia diurna, irritabilidad y ronquido nocturno, entre otros.
Un claro indicio de este trastorno son los ronquidos. “Estos anteceden la aparición de las apneas, de modo que apenas notemos que alguien ronca, debemos escuchar mientras duerme. Aproximadamente la mitad de las personas que roncan tienen apneas, lo que es peligroso para la salud, de modo que los ronquidos deben alertarnos para buscar ayuda”, sostiene Rivera.
Cuando se presenten este tipo de señales, el especialista recomienda saber la gravedad aproximada de apnea de sueño que presenta la persona. “Esto se puede hacer fácilmente si una persona que vea dormir al paciente cuenta en 15 minutos cuántas veces deja de respirar por más de 10 segundos. Si lo hace dos o más veces en ese lapso, debe consultar a un médico”, remarca el especialista.
Cómo evitar el trastorno
El neurólogo señala que “el descanso nocturno es de vital importancia, pues favorece los mecanismos de reparación, remodelación y metabolismo celular, ayudando a recuperar la energía y las funciones que se han deteriorado durante el día. En el cerebro se lleva a cabo la consolidación de la memoria y aprendizaje, y el cuerpo descansa, por lo que es vital no perjudicar este tiempo”.
Así, la apnea del sueño es perjudicial para la salud de las personas, pues interrumpe gravemente el descanso, al provocar despertares forzados por las desaturaciones intermitentes durante toda la noche. Por lo mismo es importante acudir a un especialista que ayude a sanarlo.
Una vez diagnosticado el síndrome, hay tres formas de tratamiento, los cuales incluyen previamente la realización del estudio funcional del sueño, llamado Polisomnografía, que consiste en monitorear diferentes parámetros del sueño, registrar las alteraciones que se presentan durante éste y revelar sus características.
Aun así, el doctor Rivera, sostiene que “el tratamiento médico dependerá de la gravedad del síndrome, pero siempre incluirá una disminución en el peso y medidas para mejorar los hábitos de sueño”.
Cuando los episodios son leves a moderados, se puede optar por Dispositivos de Avance Mandibular o cirugía, y para los severos se debe usar el CPAP o BiPAP nasal, que es un dispositivo que entrega un flujo de aire continuo o intermitente a cierta presión, a través de una mascarilla nasal que se pone durante toda la noche.
Para evitar las apneas, el neurólogo entrega algunos consejos, entre los que destacan:
► Mantener un peso ideal y bajarlo si está con sobrepeso u obesidad.
► Dormir en decúbito lateral (de lado).
► Controlar enfermedades relacionadas, como la diabetes, el hipotiroidismo, y el tratamiento con corticoides, entre otros.