El problema de las plantas y de sus productos derivados es que uno nunca sabe cuánto se está ingiriendo, resalta la especialista. |
Caracas.- El enemigo de la salud puede estar presente en los viveros e incluso sembrado en el patio de los hogares venezolanos. Las plantas que se usan para preparar infusiones pueden ser tóxicas o causar problemas hepáticos a largo plazo si se beben en exceso, así lo asegura Daniela Pascualotto, toxicóloga y ex coordinadora del Servicio de Información de Medicamentos y Tóxicos de la Facultad de Farmacia de la Universidad Central de Venezuela.
El problema de las plantas y de sus productos derivados es que uno nunca sabe cuánto se está ingiriendo, resalta la especialista.
Se debe tener presente que la cantidad no es lo único que cuenta. Conocer a la perfección el tipo de planta que se está usando es vital.
“Es importante saber qué se está cultivando. Por ejemplo, la hierba luisa –o malojillo– se usa para tratar el insomnio pero hay una planta que se le parece mucho y puede ser tóxica. Uno no sabe si quizás esa planta haya acumulado muchos activos tóxicos y estén concentrados. Todo depende también del sitio donde creció y del período de recolección”, enfatiza Pascualotto.
El té verde a pesar de tener beneficios, beberlo en grandes cantidades puede provocar a largo plazo graves daños para la salud.
“Tanto la hierba luisa como el té verde pueden producir daños en el hígado a largo plazo si se toman en grandes cantidades. Las personas son muy exageradas cuando beben té verde. Los japoneses lo ingieren pero en tazas pequeñas”, precisa la experta.
Así mismo, el epazote es una planta que los padres usan como vermífugo.“La combinan con sábila. El epazote se encarga de paralizar las lombrices. Sin embargo, la dosis tóxica es baja y por eso hay riesgo de que ocurra una parálisis respiratoria”, puntualiza Pascualotto.
Sin excepción
Por su parte, Mariángel Paolini, química de alimentos, acota que todas las hierbas tienen un pequeño nivel de toxicidad.
Las plantas, que tienen un mecanismo de defensa, cuando se cortan producen sustancias orgánicas que tienen un ligero nivel de toxicidad. Si uno prepara una infusión muy concentrada de cualquier hierba, puede llegar a un nivel de metabolitos secundarios y generar malestar en quien la beba, dijo.
Paolini explica que el mismo efecto ocurre con todas las hierbas, desde el orégano orejón usado para enfermedades respiratorias hasta el malojillo.
“Con las infusiones y los té no existe una receta específica. Las personas las preparan al gusto. Incluso cuando vienen en una bolsita tienden a poner hasta dos sobres en una sóla taza. Lamentablemente no hay una manera de controlar eso”, destaca la experta.
Paolini agrega que cuando se usan 3 o 4 hojas en una taza de agua infusionada por tres o cuatro minutos es raro que genere alguna toxicidad al menos de que la persona sea alérgica.
“Los síntomas de una reacción alérgica y una por toxicidad se parecen. Se puede presentar urticaria, enrojecimiento de la piel entre otros. Se debe acudir al médico porque se pueden confundir”, resaltó.
La experta destaca que la Academia Americana de Pediatría recomienda a los padres de niños menores de cinco años, no darles té o infusiones debido a que no tienen el metabolismo completamente desarrollado por lo que los efectos pueden ser más graves.
Presente en otros alimentos
Por su parte, Lester Rodríguez, profesor asistente del Departamento de Toxicología y Farmacología de la Facultad de Farmacia de la Universidad de los Andes, explica que la papa verde contiene un glicoalcaloide denominado solanina de sabor amargo.
"Posee un mecanismo de defensa natural en contra de los hongos y plagas conferidos a la solanina. Pequeñas cantidades pueden ser tóxicas para las personas”, comenta.
Afirma que la concentración de solanina debe ser menor de 0,2 mg/g y las papas expuestas a la luz pueden tener concentraciones de 1mg/g o mayores y esto puede ser perjudiciales para la salud.
Rodríguez precisa que la solanina no se destruye por la cocción ni por la digestión por lo que es absorbida fácilmente por el cuerpo. La intoxicación puede causar náuseas, diarrea, vómito, dolor de cabeza o problemas neurológicos.
Los siguientes cuatro alimentos también pueden provocar graves daños para la salud:
Papa. Si está verde se debe pelar para eliminar entre 30 y 80% la toxicidad. Se deben almacenar en sitios frescos, secos y oscuros. Condiciones de humedad y de luz aumentan hasta 4 veces más por día la solanina. Si está muy verde es preferible no comerla.
Anís estrellado. Es usado para hacer teteros de anís estrellado para ayudar a los bebés a expulsar los gases. Cuando se prepara en infusión debe hacerse con pocas estrellas y no con un sobre completo, de lo contrario puede provocar convulsiones.
Semilla de durazno. La toxicóloga Daniela Pascualotto explica que en la parte interior del caroso del durazno, hay una semilla que es tóxica debido a que contiene cianuro y por lo tanto no se debe comer pues podría provocar una reacción tóxica.
Yuca. Es importante saber diferenciar la yuca dulce de la amarga. Esta última puede ser letal. Para diferenciarlas hay que fijarse en la cáscara: Es más gruesa y de color rosado. Además, durante la cocción toma un color amarillento y tarda en ablandar.