¿Qué debemos conocer de la ética médica y los medicamentos?

Los actos cumplidos por los médicos generalmente
son expuestos al conglomerado gremial y a la sociedad
y estos actos pueden ser juzgados como lícitos o ilícitos
según sea la actuación del mismo.
Caracas.- Hoy en día ante el avance vertiginoso de la medicina y los profundos cambios de valores en la sociedad, se impone reactivar conciencias para que el Médico no se precipite hacia la práctica de actos antiéticos y aún delictuosos.

Este texto de la Dra. Pilar Blanco Guevara, perfila una realidad en la cual todos nos vemos reflejados…

“La conducta del Médico siempre debe estar regida por la probidad; cuando ésta virtud es transgredida se producen conflictos entre lo que es la acción del Médico y lo que debe ser. Se entiende por probidad, la actuación médica sustentada en la rectitud, en la honradez y en la bondad que lo lleva a ser íntegro en sus actuaciones, es decir, ser un Médico probo.

Al analizar “Ética e Industria Farmacéutica” el principio ético de probidad puede ser violentado por el mismo Médico o bien puede ser inducido a su desconocimiento por el Representante de la Industria Farmacéutica. La regla genérica expresa que: “todo lo que no está prohibido expresamente, está permitido”; pero ésta regla no es tácita, pues los valores son subjetivos y el estado de conciencia y la capacidad de análisis permite al médico discernir entre lo que es una actuación “buena o mala” indistintamente que no esté plasmada en los códigos, leyes, estatutos y reglamentos.

Se entiende por actuación “buena” aquella cualidad o característica útil, deseable o perfecta que corresponde a la naturaleza o función del ser humano y que está de acuerdo con lo moral o lo ético; y actuación “mala” es todo el conjunto de cosas o conductas que causan daño por ser contrarias al bien, a la moral, a las buenas costumbres y a las relaciones humanas que rigen a los seres vivos.

Los actos cumplidos por los médicos generalmente son expuestos al conglomerado gremial y a la sociedad y estos actos pueden ser juzgados como lícitos o ilícitos según sea la actuación del mismo, de ahí su trascendencia para el prestigio o el desprestigio.

El desconocimiento de pautas éticas no exonera al Médico de la responsabilidad disciplinaria, ya que puede afectar la dignidad del ejercicio profesional. Dicen los Juristas que la justificación de los hechos se debe a:
  • Un estado de necesidad.
  • El cumplimiento del deber
  • Al legítimo ejercicio de un derecho del ser humano, autoridad o cargo.
Esto viene a consideración porque en algunos momentos ciertas actividades médicas necesitan estar justificadas, pero dentro de esa justificación pueden convertirse en delitos éticos si se violentan valores como sucede actualmente en algunas relaciones Médico – Industria Farmacéutica, que a veces pueden llegar a ser hostiles e incluso llegar a la aberración moral y ética.

Es de advertir y recordar que la moral es la base de las normas éticas. El hecho universal del “deber médico” de recuperar la salud del enfermo no tiene implícita una postura dócil y dependiente de determinado producto farmacéutico o recurso tecnológico.

El médico siempre actúa en función de sus enfermos y para lograr tal fin utiliza herramientas que obtiene durante su formación profesional continuada que lo hace idóneo y competente. Pero esa formación profesional tiene un costo económico ostensible que muchas veces el Médico no logra sufragar y es ahí cuando acude alocadamente y en forma atolondrada a la Industria Farmacéutica.

Ente financiero éste que puede brindarle posibilidades que él no puede financiar y que el Estado Venezolano tampoco se lo garantiza, surgiendo así una gama de conductas de ambas partes: catalogadas como “buenas” y otras calificadas como “malas”,caracterizaciones éstas que iremos analizando.

El ámbito que nos ocupa es muy confuso respecto a la trascendencia de las normas éticas y deontológicas contenidas superficialmente en el Código de Deontología con relación a la interrelación que debe existir entre los Médicos y la Industria Farmacéutica.

Por ello se impone, una correcta y adecuada relación Médico – Industria Farmacéutica debe sustentarse en:
  • Respeto mutuo.
  • Consideración.
  • Justicia y equidad en la presentación de los productos farmacéuticos y en las prescripciones médicas.
  • Fomentar el conocimiento científico y reportar experiencias obtenidas con determinado fármacos.
  • Adecuado intercambio de información y bibliografía.

Comunicación asertiva entre las partes relacionadas sobre todo con aspectos técnicos – científicos. No debe existir ninguna brecha que impida la adecuada información sobre los productos farmacéuticos y el Médico está en la obligación de solicitar en forma detallada y pormenorizada para así cumplir el precepto ético de estar informado de los avances recientes del conocimiento médico.

Realizar reuniones periódicas entre las partes para plantear inquietudes, aclarar dudas y establecer nexos de correcta convivencia basados en la comprensión y aceptación.
Una adecuada relación puede afectarse con la Industria Farmacéutica por
  • La ruptura de la relación por actitudes poco discrecionales entre las partes.
  • La imposición despiadada e insolente de determinadas líneas terapéuticas en detrimento de otras.
  • La falta de reciprocidad en el intercambio de actividades.
  • La carencia de elementales normas de cortesía entre las partes.
  • La solicitud de ensayo y prescripción de nuevas drogas sin la debida información científica, solo como simple “extravagancia” para aumentar las ventas.
  • Incumplimiento entre las partes de los acuerdos logrados para el desarrollo de Investigaciones o de actividades complementarias.
Todos estos factores favorecen que tanto el médico como la Industria Farmacéutica adopten posturas antitéticas o negativas contraviniendo la Ley de Ejercicio de la Medicina, El Código de Deontología Médica, la Moral Médica, los Estatutos y Reglamentos de la Sociedades Científicas, los primeros; y los segundos violentando el Código de Conducta establecido por la Cámara Venezolana de Medicamentos (CAVEME).