Conozca los síntomas del síndrome del edificio enfermo


Caracas.- Si alguna vez tuvo irritación en los ojos, nariz y garganta, dolor de cabeza o problemas respiratorios por los que visitó a un médico y le dijeron que no eran provocados por una virosis común, de esas que se sufren cada tanto, es posible que haya sido víctima del síndrome del edificio enfermo (SEE). 

Plantear esa duda le servirá, por lo menos, para reflexionar sobre si el sitio donde trabaja o vive tiene las condiciones adecuadas de ventilación, iluminación y sonoridad, entre otras características. Y también para conocer este síndrome, que describe el efecto que las estructuras herméticas y de alto impacto ambiental tienen sobre la salud de las personas.

De las afectaciones que puede sufrir un trabajador por cuenta del espacio laboral en el que se desenvuelve se empezó a hablar en la década de los 80, en Estados Unidos, por cuenta de las infecciones respiratorias que se multiplicaban en temporada de invierno, cuando las oficinas necesitaban calefacción y el frío obligaba a mantener las ventanas cerradas. Por supuesto, la falta de circulación de aire terminaba en un escenario ideal para la transmisión de virus.

Pero no se trata solo de ventilación. En la década de los 90, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió a este síndrome como el conjunto de molestias y enfermedades originadas también en la descompensación de temperaturas, las cargas iónicas y electromagnéticas, las partículas en suspensión, los gases y vapores de origen químico y los bioaerosoles, entre otros. Y estableció que un edificio está enfermo cuando más del 20 por ciento de sus ocupantes se quejan de malestares . En cambio, se dice que una construcción, recinto o conjunto de oficinas están sanos cuando se pueden determinar y controlar lo mejor posible variables como la ventilación, la calidad del aire, el confort térmico, la humedad, el polvo y las plagas, la seguridad, la calidad del agua, el ruido y la iluminación.

Estudio revelador
Aunque el síndrome del edificio enfermo suma varias décadas de estudios, a finales del año pasado una investigación de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) logró demostrar los beneficios para las personas que logran desenvolverse en espacios laborales de bajo impacto ambiental.

Entre otros hallazgos, el equipo liderado por el investigador Joseph Allen, director del programa de Edificios Saludables en el Centro de Harvard para la Salud y el Medio Ambiente, encontró que las personas que trabajan en espacios adecuados piensan con más claridad y se sienten mejor cuando están en la oficina. Además, logran dormir mejor en casa. 

“Este descubrimiento del sueño es provocativo porque sugiere que el impacto de los edificios sobre nosotros se extiende más allá de las ocho horas del día de trabajo (…) y se origina un círculo virtuoso: los participantes de nuestro estudio que durmieron mejor también rindieron mejor al día siguiente en una prueba sobre la función cognitiva”, dijo Allen en entrevista con la BBC.

Claves para lograr espacios saludables
La investigación de Harvard da algunas claves: Para mejorar la ventilación, que es una de las características de los edificios enfermos, sugieren, aumentar la cantidad de aire limpio y fresco que circula por los espacios cerrados, de manera que se puedan controlar las fuentes interiores de olores y el dióxido de carbono.

Para reducir la circulación de sustancias en el ambiente, por compuestos que pueden desprenderse de muebles, pinturas, pisos o alfombras, aconsejan elegir, a la hora de dotar el mobiliario, suministros de oficina y materiales bajos en productos químicos.

Tratar de mantener una temperatura consistente, habilitar la entrada de luz natural, procurar aislar los ruidos de la calle o los de maquinarias y combatir el polvo con limpieza constante.