San Carlos.- El Día Mundial contra la Esclerodermia se celebra el 29 de junio, en conmemoración del aniversario del fallecimiento del pintor Paul Klee quien padeció esta patología y que actualmente afecta a unas 300 personas por cada millón de habitantes y de la que cada año aparecen entre 20 y 25 nuevos casos por millón de personas.
Este día es para reconocer el valor de aquellas personas que viven con la esclerodermia y para reclamar igualdad de tratamientos y cuidados para enfermos de todo el mundo.
¿Qué es la esclerodermia?
La esclerodermía también conocida como esclerosis sistémica, que significa piel dura, es una enfermedad autoinmune que afecta sobre todo a la piel, provocando que se ponga rígida y dura (fibrosis). Este desarrollo de fibrosis se refiere cuando el tejido normal de un órgano se reemplaza por tejido fibroso y deja de funcionar adecuadamente.
La esclerodermia afecta directamente a los músculos y articulaciones, aunque también puede dañar otros órganos como el corazón, los pulmones, el esófago o los riñones. Además del endurecimiento de la piel, es frecuente que los pacientes sufran hinchazones y dolores articulares en sus manos, codos y rodillas. De igual modo, con el avance de la enfermedad aparecen los roces de fricción articulares y las contracturas en flexión, especialmente en los dedos de las manos.
El órgano interno más frecuentemente afectado es el tubo digestivo, causando dificultad para tragar, ardores y vómitos. Otras complicaciones más severas de la enfermedad se manifiestan con dificultad para respirar o aumento de la tensión arterial, por afectación pulmonar, cardiaca o del riñón e incluso con insuficiencia renal.
No existe curación total y aunque actualmente se desconocen las causas, sí encontramos tratamientos eficaces para detener el progreso de la esclerodermia como:
- Rehabilitación (para mantener la movilidad de las articulaciones).
- Uso de cremas hidratantes en la piel afectada. Las cremas de protección solar deben usarse para evitar la hiperpigmentación (color oscuro de la piel) de las zonas afectadas.
Es importante que quien la padezca reciba cuidado individualizado por parte de un profesional. Tenemos que cuidar y vigilar las heridas en la piel aunque sean muy pequeñas. La mejor forma de cuidarlas es no exponerse al frío y en la medida de lo posible mantener siempre una temperatura constante, evitando los pequeños traumatismos y presiones sobre los dedos; hacer ejercicios moderados, sobre todo estiramientos y acudir a rehabilitación en periodos determinados.