Para los pediatras, que han analizado cinco modelos de monitores fisiológicos, con precios entre 140 euros y 280 euros, esos aparatos provocan más estrés en los padres, en vez de tranquilizarles. |
Caracas.- Un equipo del Children’s Hospital de Filadelfia publicó un artículo en el que critica el uso de los dispositivos inteligentes para bebés, en el que se afirma que su principal efecto es llenar los departamentos de urgencias con falsas alarmas.
La tecnología ha diseñado (casi) todo para que los padres controlen el bienestar de sus hijos: Calcetines que calculan la frecuencia cardíaca, sensores que miden los niveles de oxígeno o pañales inteligentes que analizan la orina de los bebés y envían a una app móvil los datos sobre el riesgo de deshidratación, infecciones o problemas renales.
“Para la mayoría de los bebés sanos, no hay ninguna necesidad del uso de esos monitores en casa”, defiende Elizabeth Foglia, neonatóloga y coautora del texto.
Foglia y sus colegas, los pediatras Christopher Bonafide y David Jaminson, explican que los sensores de señales vitales tampoco disminuyen el riesgo del Síndrome de Muerte Súbita en el Lactante, uno de los mayores miedos de los padres.
Para los pediatras, que han analizado cinco modelos de monitores fisiológicos, con precios entre 140 euros y 280 euros, esos aparatos provocan más estrés en los padres, en vez de tranquilizarles.
Foglia explica, por ejemplo, que los bebés sanos tienen caídas ocasionales de oxígeno de menos del 80%, sin consecuencias, y que eso no sería motivo de alarma.
“Esos artefactos se aprovechan de la inseguridad y de la dificultades para conciliar las responsabilidades paternales con las laborales y acaban por generar más inseguridades y más preocupación”, opina Martinón-Torres.