Cuatro ensayos clínicos evaluaron los efectos de la testosterona, administrada en forma de gel, en hombres mayores de 65 años. |
Caracas.- Cuatro ensayos clínicos evaluaron los efectos de la testosterona, administrada en forma de gel, en hombres mayores de 65 años. Mostrando resultados que permiten determinar si los beneficios de esta controvertida hormona son superiores a los riesgos cardiovasculares que produce.
La agencia de alimentos y medicamentos de Estados Unidos (FDA) había reforzado en 2015 su alerta contra los peligros que representaban estos tratamientos para el corazón de los pacientes.
Los resultados, publicados en el Journal of the American Medical Association (JAMA),están basados en 788 participantes cuyas tasas de testosterona eran inferiores a la normal y que fueron seguidos en su evolución a lo largo de un año en 12 establecimientos de Estados Unidos.
Reconociendo según los investigadores que los pacientes tratados con gel de testosterona mejoraron en su densidad ósea y en la salud de sus huesos. También mejoraron aquellos que presentaban una anemia de origen inexplicado.
Los investigadores además despertaron una alerta referente a los signos de aumento de problemas cardiovasculares al acrecentarse en 20% las placas de testosterona en las arterias.
Estos resultados “no cambian materialmente el equilibrio desfavorable entre la seguridad y las ventajas de un tratamiento con testosterona” a hombres mayores, concluyó el doctor David Handelsman, de la Universidad de Sydney, en Australia, en un editorial también publicado en el JAMA.
“Tasas demasiado bajas de testosterona derivadas de la obesidad” y otros problemas de salud ligados al envejecimiento son “mejor tratados a partir de medidas que tiendan a modificar el estilo de vida”, agregó, y resaltó la necesidad de advertencias más consistentes sobre los riesgos cardiovasculares de los medicamentos en las propias cajas de los complementos de testosterona que son comercializados.
En otro sentido el Dr. Eric Orwoll, profesor de medicina en la Universidad de de Salud y Ciencias de Oregon, estima que en este estadio de las investigaciones “los clínicos y sus pacientes deberían ser conscientes del hecho que los riesgos cardiovasculares y los beneficios de los tratamientos para aumentar la testosterona no han sido adecuadamente evaluados”.
“Los mayores indicios de eficacia en terapias de testosterona tienen que ver con la función sexual”, apuntó el profesor de medicina Thomas Gill, de la Humana Foundation, principal autor de este trabajo, y admitió que se debería llevar a cabo un estudio más amplio y de mayor duración.